
Bienvenidos a Crónica OVNI, el espacio donde exploramos los fenómenos más desconcertantes y sorprendentes que han ocurrido a lo largo de los años. Hoy viajamos a la ciudad de Guadalajara, en el estado de Jalisco, una ciudad vibrante y en expansión en el México de finales de los años 70. Una ciudad donde, el 10 de enero de 1979, el cielo dejó de ser simplemente azul y despejado para convertirse en el escenario de un fenómeno que aún hoy, más de cuatro décadas después, sigue generando asombro y desconcierto entre quienes lo presenciaron.
La jornada laboral en la fábrica WEBB de México, ubicada en la Calzada Gobernador Curiel, transcurría de manera habitual. Los trabajadores seguían con su rutina diaria, el ruido de las máquinas llenaba el aire, y todo parecía estar bajo control. Pero a las 18:10 horas, justo cuando el sol comenzaba a ocultarse detrás de las montañas que rodean la ciudad, algo extraordinario ocurrió.
Los obreros empezaron a notar que algo extraño sucedía en el cielo, justo sobre la fábrica. Lo que al principio parecía un destello brillante rápidamente captó la atención de Ángel Muñoz, uno de los empleados de la fábrica, quien fue el primero en advertir lo que describiría posteriormente como “un objeto cilíndrico y muy brillante, con un color similar al de una luz de neón”.
La conmoción se apoderó de la fábrica. Los trabajadores dejaron de lado sus herramientas y se reunieron en el patio, entre miradas atónitas y murmullos de incredulidad. Según Muñoz, unos 25 obreros en total se agolparon en el lugar para ser testigos de lo que parecía después se catalogaría como un OVNI suspendido a baja altura, mucho más bajo que el vuelo de los aviones comerciales que frecuentaban la ciudad.
Muñoz, con los nervios a flor de piel, corrió rápidamente en busca de sus binoculares, decidido a observar más de cerca aquel extraño objeto. Al enfocarlo el cielo, la imagen se volvió clara: lo que tenía frente a sus ojos era algo fuera de lo común. Era un objeto de forma cilíndrica, tan brillante que casi cegaba la vista, permanecía inmóvil en el aire. Desde la vista de su lente, el objeto no parecía medir más de 30 centímetros, lo que serían de acuerdo con la distancia un artefacto de más de una decena de metros; su resplandor era tal que dominaba el horizonte.
Por unos cinco minutos, este aparato permaneció suspendido sobre la fábrica, los obreros, inmóviles y asombrados, intercambiaban comentarios, intentando racionalizar lo que estaban viendo. Sin embargo, el fenómeno no terminó allí. De repente, una especie de explosión sacudió el objeto, según Muñoz, una columna de humo comenzó a salir de uno de los extremos del OVNI, y entonces, en un movimiento rápido y vertical, el objeto aceleró a una velocidad vertiginosa, desapareciendo en el cielo hasta volverse un simple puntito. En cuestión de segundos, el misterioso objeto se perdió en la vastedad del espacio.
Los trabajadores, aún en shock, coincidieron en que lo que habían visto no era un globo, ni un avión, ni ningún objeto conocido. El consenso era claro: “era cilíndrico, muy brillante, y se esfumó en el cielo de manera inexplicable.”
La fábrica WEBB de México, situada frente a Cementos Tolteca, en las faldas del Cerro del Cuatro, se convirtió en el epicentro de este enigmático avistamiento, que pronto fue la comidilla de la ciudad. El evento fue reportado al día siguiente, el 11 de enero de 1979, por El Informador de Guadalajara, lo que llevó la historia a más personas, alimentando las preguntas y el asombro colectivo.
¿Qué fue lo que aquellos 25 trabajadores observaron esa tarde? ¿Un artefacto desconocido? ¿Un fenómeno atmosférico jamás documentado? O, quizás, ¿algo que escapa por completo a nuestra comprensión? Las respuestas, como siempre, parecen estar fuera de nuestro alcance, pero el recuerdo de ese día sigue vivo en la memoria de aquellos que lo presenciaron.
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