febrero 7, 2025

Crónica OVNI

Así recogió la prensa los avistamientos OVNI

Episodio 4: El Estallido en los Cielos de San José de las Raíces

Era el 15 de diciembre de 1978, faltaban apenas diez minutos para las seis de la tarde, y como en cualquier otro día, los vecinos conversaban al frente de sus casas mientras los niños corrían y jugaban en las calles de tierra. El cielo, teñido de los colores cálidos del atardecer, pronto se convertiría en el escenario de un fenómeno que nadie podría olvidar.

De repente, desde el poniente, una esfera luminosa de color anaranjado apareció en el cielo. Los testigos describieron que la esfera brillaba intensamente, y que, a veces, mostraba franjas más oscuras que la hacían parecer aún más extraña. Mientras avanzaba sin perder velocidad, dejaba un rastro de chispas a su paso, como si el cielo mismo estuviera ardiendo.

Los habitantes miraban con asombro cuando, de repente, la esfera cambió de dirección de forma abrupta, en un giro perfecto de 90 grados, como si siguiera una ruta planeada, alineándose con la carretera Monterrey – México, moviéndose de norte a sur. Pero lo más impactante estaba por venir.

Al llegar a la altura de la desviación que conduce al ejido, la esfera, que venía a gran altura, descendió rápidamente y, poco antes de tocar el suelo, estalló en una explosión silenciosa pero deslumbrante. Aunque no produjo ruido alguno, el estallido liberó un destello de luz tan intenso que cegó momentáneamente a quienes miraban, incluidos algunos que ni siquiera estaban observando el fenómeno directamente, como don César Linares, quien manejaba su auto de espaldas al evento y quedó cegado por unos segundos.

Los fragmentos incandescentes de la esfera cayeron alrededor del ejido y más allá, en la sierra, donde los incendios que estallaron en la distancia parecieron confirmar lo que los habitantes ya sospechaban: aquello que habían visto no era un simple meteorito.

El destello luminoso fue tan poderoso que se pudo ver desde ciudades distantes, como Monterrey, Monclova, Saltillo, e incluso Matehuala. En los días que siguieron, circularon rumores de un posible accidente aéreo, pero la versión oficial nunca llegó. Alejandro Garza Delgado, agente del Ministerio Público Federal en Monterrey, sintió en Galeana un estremecimiento en la tierra y, junto con otros testigos, observó el mismo destello que dejó una columna de humo fosforescente, recta como la estela de un avión a reacción, pero completamente vertical.

Por una hora completa, esta columna se mantuvo en el cielo, estática, hasta que el viento comenzó a deformarla, convirtiéndola en una figura sinuosa que poco a poco fue desapareciendo en la distancia. Los incendios reportados en la sierra de Zacatecas, justo en la frontera con Nuevo León, parecían confirmar que algo más allá de lo natural había caído aquella tarde.

Los 300 habitantes de San José de las Raíces no podían creer lo que había sucedido frente a sus ojos. Durante los días siguientes, rechazaron categóricamente la idea de que lo que vieron fuera simplemente un aerolito o un fenómeno astronómico. Para ellos, los fragmentos incandescentes que cayeron en la sierra, los incendios sorpresivos y la estela de humo fosforescente eran pruebas irrefutables de que lo que vieron era algo más: un objeto volador no identificado que desafió todas las explicaciones racionales.

Aquello que estalló en los cielos en el sureste de Monterrey sigue siendo un misterio. ¿Qué era esa esfera anaranjada que cambió de dirección con precisión milimétrica? ¿Qué causó su estallido y por qué fue tan silenciosa pero cegadora al mismo tiempo? Y quizás la pregunta más inquietante de todas: ¿por qué nadie ha podido dar una explicación definitiva hasta el día de hoy?

Este evento, reportado en El Informador el 20 de diciembre de 1978, dejó una marca indeleble en la memoria de los habitantes de San José de las Raíces y en todos aquellos que presenciaron el extraño fenómeno a cientos de kilómetros de distancia. El caso sigue siendo uno de los avistamientos más enigmáticos registrados en México.