enero 16, 2025

Crónica OVNI

Así recogió la prensa los avistamientos OVNI

Episodio 14: Los Misteriosos Destellos en Ixtepec

Bienvenidos a Crónica OVNI, el podcast donde exploramos los encuentros más extraños y fascinantes con fenómenos que desafían nuestra percepción de la realidad. Hoy nos trasladamos a Ixtepec, Oaxaca, una tierra de cielos claros y montañas, donde, el 14 de julio de 1965, la noche se tornó en un espectáculo de luces y destellos que dejó a sus habitantes con una mezcla de asombro y temor.

Era una noche de luna llena en Ixtepec, y la ciudad estaba bañada en ese brillo frío y plateado que solo la luna puede ofrecer. Todo estaba en calma, con el leve susurro de las conversaciones nocturnas y el crujido de los rieles en el patio de los ferrocarriles. Sin embargo, a las 9:15 de la noche, un destello inusual comenzó a iluminar el horizonte hacia el norte.

Quienes alzaron la vista se encontraron con una visión inquietante: un objeto luminoso que desafiaba la lógica. Parecía flotar, pero no era el brillo pálido de la luna lo que lo hacía visible; era una luz anaranjada e intensa que emanaba desde el propio objeto, irradiando el cielo y cambiando, a intervalos de segundos, a un azul profundo que contrastaba con el brillo lunar. Aquella luz parecía viva, como si el objeto fuera un ser con voluntad propia.

A medida que avanzaba, dejó tras de sí una estela de destellos que cruzaban el cielo, como si trazara su propio sendero en la oscuridad. La escena, observada desde los patios de los ferrocarriles, paralizó a quienes la presenciaron. Algunos, maravillados, susurraron que era un platillo volador; otros, en tono más inquietante, comenzaron a hablar de presagios y señales del fin del mundo. Otros más, quizás buscando una explicación racional, comentaban que eran cohetes lanzados desde algún festejo cercano.

Sin embargo, la posibilidad de que se tratara de simples fuegos artificiales fue rápidamente descartada. A diferencia de los cohetes, que suelen ascender verticalmente y estallar con un sonido inconfundible, el objeto volador se desplazaba de manera horizontal, atravesando la ciudad en un movimiento constante, sin detenerse ni emitir el estallido que todos esperaban. A una velocidad que los presentes describieron como “nunca vista por el ojo humano”, el objeto recorrió el norte de Ixtepec antes de desaparecer, dejando el cielo tan oscuro y en silencio como antes.

Este no fue el único avistamiento que dejó una marca en los habitantes de Oaxaca. El diario Carteles del Sur, en su edición del 12 de julio, informaba que, días antes, dos maestras en el Valle de Oaxaca habían sido testigos de un avistamiento similar cerca de Puerto Ángel: dos objetos luminosos que surcaban el cielo. Incluso desde Acapulco, un corresponsal había reportado la aparición de objetos extraños moviéndose sobre la costa entre los límites de Oaxaca y Guerrero.

Pero quizás el relato más asombroso fue el de tres personas, quienes, con evidente inquietud y pidiendo que sus nombres permanecieran en el anonimato, se acercaron a la corresponsalía en Ixtepec para narrar lo que habían presenciado a mediodía del 15 de julio. Según sus palabras, observaron una cosa extraña que descendía lentamente desde el cielo, balanceándose como una hoja al caer, y cuyo brillo plateado reflejaba la luz del sol. A medida que se acercaba, pudieron distinguir más detalles: era plateada, con un centro rojo, y descendió hasta quedar suspendida a unos diez metros del suelo. Los testigos, conteniendo el aliento, vieron cómo el objeto permanecía en esa posición unos segundos, antes de volver a elevarse y perderse en el firmamento.

Lo sucedido en Ixtepec dejó a la comunidad con una sensación de asombro y misterio. Aquellos que presenciaron los destellos de colores en el cielo, los que se estremecieron ante la aparición plateada y aquellos que seguían en busca de respuestas encontraron que el evento, más allá de la explicación, despertaba una mezcla de curiosidad y temor. Era una noche que quedaría grabada en la memoria de todos, una noche en la que el cielo de Oaxaca se abrió, aunque solo fuera por unos instantes, para mostrar algo que desafiaba cualquier explicación lógica.