
Publicado en el periódico El Informador de Guadalajara, el 5 de enero de 1974.
Aguascalientes es una entidad pequeña en México, y en aquel año contaba con una población aproximada de 350,000 habitantes en todo el estado, Aguascalientes conservaba en gran parte su carácter rural, una economía basada en la agricultura, aunque lentamente empezaban a surgir nuevas industrias que apuntaban al desarrollo que hoy tiene.
Su capital, la ciudad de Aguascalientes, tenía alrededor de 180,000 habitantes, era un centro urbano en expansión, aunque todavía mantenía un ambiente de tranquilidad y cercanía.
Hoy viajamos a la tranquila ciudad de Aguascalientes, donde la noche del lunes 31 de diciembre del año de 1973, un evento inexplicable dejó a dos personas desconcertadas y llenas de preguntas.
Era una noche como cualquier otra, a las 11 de la noche, Rubén López Herrera y su ayudante viajaban por la carretera, estaban a solo 13 kilómetros de la capital de Aguascalientes. La noche era clara, el camino tranquilo. Pero lo que estaban a punto de presenciar cambiaría su visión del cielo para siempre.
De repente, Rubén detuvo el coche. Algo extraño llamó su atención en el cielo al oriente. Ambos observaron un objeto volador no identificado, un OVNI, que se detuvo en el aire, inmóvil, durante casi dos minutos. Las luces del objeto, de un tono rojizo y poderosamente intermitentes, los deslumbraron, dejándolos perplejos. Según contaron, el OVNI permaneció flotando sin emitir ningún sonido, como si desafiara la lógica misma, y se mantuvo sobre ellos, a una distancia que no pudieron determinar pero que sintieron muy cercana, como si los observara.
En un abrir y cerrar de ojos, el objeto volador emprendió su huida, moviéndose a una velocidad tan rápida que desafió toda comprensión.
Se desplazó hacia el norte y desapareció rápidamente en el horizonte. Rubén y su ayudante, aún impactados, continuaron su trayecto hacia la ciudad, conduciendo a muy baja velocidad mientras intentaban asimilar lo que habían presenciado.
Al llegar a Aguascalientes, se hospedaron en un céntrico hotel, pero la sensación de inquietud no desapareció. Todavía nerviosos, tomaron la decisión de llamar a las autoridades y compartir lo que les había sucedido, conscientes de que aquel avistamiento no era un simple suceso más en sus vidas, sino un evento que los marcaría para siempre.
Aunque lamentaron no llevar consigo una cámara fotográfica que les permitiera capturar evidencia de este impresionante fenómeno, la experiencia quedó grabada en sus mentes. Aquel OVNI, con sus luces rojizas y movimiento inexplicable, había dejado una huella profunda en ambos.
El reporte llegó a manos de muchos lectores, quienes no podían dejar de preguntarse qué fue exactamente lo que Rubén y su acompañante vieron en los cielos de Aguascalientes esa noche.
¿Qué fue lo que Rubén y su ayudante presenciaron realmente? ¿Un fenómeno natural desconocido? ¿O quizás algo más allá de nuestra comprensión? Las preguntas, hasta hoy, permanecen sin respuesta, pero este relato nos recuerda que los cielos aún guardan secretos que desafían la lógica.
El avistamiento de un OVNI cerca de la capital de Aguascalientes el 2 de enero de 1974 fue un evento que rompió la tranquilidad habitual. Este suceso capturó la atención de la población local y dejó a muchos especulando sobre la posibilidad de que algo más allá de lo terrestre hubiera visitado los cielos de esta pequeña ciudad en crecimiento. La noticia fue tan relevante que llegó a ser publicada en El Informador de Guadalajara, provocando asombro y debate entre los habitantes de la región.
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