febrero 7, 2025

Crónica OVNI

Así recogió la prensa los avistamientos OVNI

Episodio 8: El Platillo Volador sobre la Carretera de Colima

Hoy viajamos al caluroso estado de Colima, en el occidente de México, donde un grupo de personas vivió una experiencia tan extraordinaria como desconcertante.

El domingo 21 de marzo de 1971, un grupo de familias colimenses decidió pasar un día tranquilo en la Laguna del Jabalí, un destino conocido por sus hermosos paisajes naturales. Eran alrededor de las 6 de la tarde cuando, después de disfrutar de de las actividades de la excursión, emprendieron el regreso a casa. Lo que no sabían era que el camino de vuelta se convertiría en un evento inolvidable.

Viajaban en varias camionetas por el tramo carretero que conecta la ex-Hacienda de San Antonio con Cofradía de Suchitlán, una ruta rodeada de verdes campos y montañas, cuando algo totalmente inesperado ocurrió. El grupo, en su mayoría compuesto por personas de reconocida seriedad según los reportes, se detuvo abruptamente ante lo que describieron como un platillo volador.

La primera camioneta del convoy, en la que viajaban diez personas entre hombres, mujeres y niños, fue la primera en detenerse. Justo sobre la carretera, a unos 20 metros sobre el suelo, vieron un objeto de forma ovoide de varios metros de diámetro. El objeto permanecía suspendido en el aire, inmóvil, como si estuviera observando o esperando algo. La vista era tan sorprendente que los pasajeros, aún incrédulos, salieron del vehículo para observar mejor el fenómeno que estaba ocurriendo frente a sus ojos.

El silencio fue absoluto. Los testigos describieron el objeto como una especie de platillo volador, cuya superficie brillaba con un resplandor tenue, reflejando las últimas luces del día. Durante varios minutos, el objeto permaneció flotando en el aire, a escasos metros del suelo, creando una atmósfera cargada de tensión y de misterio.

Los niños, fascinados, señalaban al cielo con una mezcla de temor y curiosidad. Los adultos, sin embargo, se mantenían en silencio, paralizados por el asombro. ¿Qué era esa cosa? ¿Por qué estaba allí, inmóvil, tan cerca de la carretera? Ninguno de ellos pudo dar una respuesta. Todo lo que sabían es que lo que estaban presenciando no era algo que perteneciera a este mundo.

Después de unos momentos que parecieron eternos, el objeto, de manera súbita, comenzó a moverse. En cuestión de segundos, ascendió al cielo hasta perderse en las alturas, dejando a las familias completamente atónitas. Nadie dijo una palabra durante varios minutos; todos intentaban procesar lo que acababan de ver.

Apenas llegaron de regreso a Colima, los testigos compartieron su experiencia con familiares y amigos, y pronto la noticia se esparció como pólvora por toda la región. El avistamiento del platillo volador no solo causó gran expectación entre los habitantes de la zona, sino que también despertó una oleada de preguntas y debates. ¿Qué era ese objeto? ¿Era un vehículo extraterrestre? ¿Por qué había aparecido en un lugar tan remoto?

Los relatos de los testigos, considerados personas de gran seriedad y reputación, dejaron pocas dudas sobre la veracidad del avistamiento. Los detalles del encuentro coincidían entre todos los presentes: un objeto volador de forma ovoide, suspendido a unos 20 metros sobre el suelo, que luego se esfumó en el cielo sin dejar rastro.

El avistamiento, publicado en El Informador el 24 de marzo de 1971, pronto se convirtió en un tema de conversación en toda la región. Muchos se preguntaban si aquel platillo volador era parte de una serie de avistamientos que habían sido reportados en otros lugares de México durante los meses anteriores. Otros, más escépticos, intentaban buscar explicaciones más terrenales, pero nada parecía encajar con lo que las familias habían visto.

Lo cierto es que lo que sucedió en aquella tarde de marzo en el tramo carretero entre la ex-Hacienda de San Antonio y Cofradía de Suchitlán sigue siendo un misterio sin resolver. El platillo volador que se apareció frente a un grupo de familias dejó una huella imborrable en la memoria de quienes lo presenciaron, y hoy, a más de cinco décadas después, la historia sigue siendo recordada en Colima como uno de los avistamientos más impresionantes jamás reportados en la región.